NUESTROS MAYORES

Palmira es una luchadora de 78 años que ha vivido y trabajado dónde la vida la ha llevado. Hace 56 años inició junto con su marido el proyecto de hogar que ahora le ha sido arrebatado. Hace 8 meses la vida le dio un duro golpe con la muerte de su marido.
Los que la rodean dicen que es una mujer alegre, con un vigor increíble que se le nota nada más conocerla, a la que le encanta cocinar y cuidar de la gente. Sus días pasan en su hogar destrozado, a dormir acude a casa de su hija que aunque también se ha visto afectada, al menos dispone de una habitación dónde Palmira puede descansar sin la humedad que todavía se respira en su hogar.

PALMIRA

Jose y Pilar son un matrimonio de Paiporta. Con 86 y 80 años, llevan juntos toda una vida. Son padres de 6 hijos, aunque actualmente sólo viven 5. La riada del 29 de Octubre les pilló a ambos en casa. Sólo uno de sus hijos pudo llegar para ayudar, ya que todos, residentes en Paiporta y trabajando en las cercanías, en mayor o en menor medida se vieron atrapados y afectados por esta desgracia.  

Con la ayuda de su hijo y su yerno, pudieron salir por la terraza y ahí gracias a unos vecinos y una escalera que tenían Jose y Pilar en casa, pudieron acceder a través de una ventana hacia un primero, dónde los tres, Jose, Pilar y su hijo, pasaron la noche en un sofá. Una larga noche dónde nadie sabía de ellos, y dónde ellos tampoco sabían de sus familias. Jose sufre de Parkinson y de demencia de cuerpos de Lewy. Pilar, sufre de Alzheimer.  

Sus 5 hijos están súper volcados con ellos, pero ambos necesitan regresar a su casa porque se encuentran muy desubicados y están empeorando. La situación para la familia se complica porque cualquier tipo de ayuda, si antes ya tardaba, ahora tarda el doble.  Jose y Pilar necesitan regresar a su hogar. Necesitan la estabilidad emocional que les daban sus cosas y la familiaridad de poder recorrer las estancias de su hogar. Sus hijos, se han puesto manos a la obra desde el momento cero, pero necesitan ayuda porque no pueden más. ¿Qué tal si entre todos sumamos un poco y les echamos un cable? 

PILAR Y JOSE

Ascensión de 91 años, vivía en Paiporta y debido a su edad tiene ya bastante dificultad en la movilidad, su casa estaba acondicionada  con pulsadores y su cama era ortopédica. 
El agua entro a su casa por un respiradero,  ella estaba con su hija y las dos lograron subir al cuarto piso donde se refugiaron y  pasaron la noche. 
Ahora ha tenido que irse a vivir a casa de su hija ya que no puede volver hasta que su hogar no esté equipado y acondicionado para ella. 
 

ASCENSIÓN

Marcelina es otra de esas personas cuya historia merece ser contada. Fue la cuarta en un hogar con 7 hijos. Vino a Valencia desde Fuensanta (Albacete) con 13 años para servir en una casa. Su vida no fue fácil. Aprendió con su hermana y luego pudo continuar su camino. Conoció a su marido, que la dejó viuda hace 17 años. Con una sonrisa nos cuenta como su boda fue la casa del médico dónde servía en Paiporta.. Madre de tres hijos los ha sacado adelante a costa de trabajo y más trabajo.   

Aquella fatídica tarde, Marcelina estaba en casa viendo la TV. Sufre sordera, con lo que no oyó ningún grito en la calle. Cuando quiso darse cuenta, el agua había entrado en su casa y le llegaba casi por las rodillas. El agua hacía olas y le hacía perder el equilibrio. Sin su garrota, que perdió y no pudo agacharse a cogerla, se fue apoyando como pudo hasta unas escaleras súper empinadas que llevan a un pequeño almacenucho. Allí, helada, con miedo y sin saber lo que ocurría veía como el agua subía. De los 18 escalones, quedaron sin cubrir 8.  

Cuando hablamos con uno de sus hijos,  nos la describe como una mujer alegre y divertida, con mucho sentido del humor, valiente y fuerte.. «Un ángel».  Nosotras sabemos que tiene razón, y nos reímos cuando nos dice que no sabía que tenía amigas tan buenas. Pues bien, estas amigas queremos que Marcelina vuelva a su hogar, que recupere un poco de estabilidad y que al menos pueda disfrutar de la casa dónde creó todos sus recuerdos aunque ya le queden pocos que mostrar.   

¿Nos ayudas a cumplir este deseo?  

Recaudado

6500 €

MARCELINA

Paquita es una anciana adorable de 92 años. Como muchas de sus vecinas del pueblo de Alfafar, su casa ha sido destruida a causa de la riada que azotó a varios pueblos de Valencia un 29 de octubre. Ahora, en su casa, solo quedan paredes y ventanas que, gracias a buenas personas, se han podido limpiar y solo queda secar y pintar.

Paquita cuenta con el apoyo de sus dos nietos y de su hija, Lolita, quien la cuida. Pero Lolita tiene otro frente donde luchar, su enfermedad. Con un poco de ayuda nuestra, podemos conseguir que Paquita regrese a su casa. 

PAQUITA

La historia de Cari es de esas historias que no puede caer en el olvido entre toda esta tragedia. Nacida en Villarobledo hace 82 años, pasó 59 años casada con Jesús, el amor de su vida. Madre de 3 hijos y abuela de 3 nietos que la hacen sonreir cada vez que se les nombra.  

Esa fatídica noche tanto Jesús como ella se encontraban en su casa en Paiporta. La alerta de posibles lluvias hizo que Jesús, antes de irse a descansar fuera a poner el burlete en la puerta como otras tantas veces había hecho.  La mala suerte quiso que, como ya estaba entrando agua en la vivienda, Jesús resbalara y se hiciera daño en la pierna.  Cari como pudo lo arrastró al sofá y ambos permanecieron allí sin poder salir.  

Las casualidades de la vida hicieron que  el nieto de una hermana de Cari pasara por allí y se preocupara por ellos. Cuando entró en la vivienda, el estado de Cari era crítico, y para Jesús ya era demasiado tarde.  Cari pasó una semana hospitalizada por la cantidad de fango que había tragado.  Ahora, ya recuperada, pasea por las estancias vacías de su casa, mientras nos cuenta su historia de vida con su marido, al que añora más que nunca.  

Sus ojos, llenos de tristeza recorren esas paredes sin vida, recordando una época que el fango se llevó por delante.  Tantos años de esfuerzo por parte de ambos, y ahora ella, viuda, aunque con el apoyo incondicional de su familia, tiene que empezar de cero. Que injusta es la vida, que cuándo más merecemos tranquilidad y descanso nos pide un nuevo esfuerzo para poder volverla a disfrutar. ¿No creéis que Cari se merece que entre todos la ayudemos a volver al hogar que construyó con su marido? 

Recaudado

1600 €

CARI

Cuando fuimos a conocer a Ángela y nos dijeron que tenía 98 años, no nos imaginamos la mujer fuerte, alegre y llena de vitalidad que nos encontramos. Nacida en Puerto de Sagunto, hija de un trabajador de los Altos Hornos, tuvo que pasar gran parte de su infancia en un internado tras el fallecimiento de su padre cuándo ella era una niña.  

Según nos cuenta, fue triste, pero allí aprendió mucho. Con 24 años se casó con un paiportino, y así se mudó a la que hoy es su casa y que por aquel entonces,  era la casa de sus suegros. Cuando recuerda esa época rememora un Paiporta que todavía era un pueblo, dónde todos se conocían y dónde todos se ayudaban.  

Madre de una hija, con una nieta y dos biznietas el buen humor no abandona a Ángela. Aquella fatídica tarde se pudieron salvar gracias a los gritos de una vecina. La casa, que da directamente al barranco, fue arrasada por el agua y el lodo. El agua hizo ola en la casa hasta que se estancó, llevándose por delante todo lo que encontró.  

Ahora vive junto a su hija, con su nieta y sus biznietas, también afectadas por la DANA. Cuándo le preguntas que es lo que quiere, la respuesta siempre es la misma: Volver a su hogar. Esperamos que entre todos, su deseo se pueda ver cumplido, porque como ella misma dice hay que pensar que todo es posible.

Nuestra veterana, lo que necesita en este momento es hacer la cata de lo que hay debajo de su casa. Con el barrido de las raices de los árboles del barranco, no sabemos que parte de la casa va a poder ser restaurada y es el primer paso para empezar a ayudarla. Aceptamos todo tipo de Donativo, tu ayuda cuenta. 

Recaudado

0 €

ÁNGELA

Andrés y Ana son un matrimonio de 76 y 75 años respectivamente. Como casi todas las personas de su edad, su vida era relativamente tranquila y disfrutaban de su familia y de una jubilación bien merecida.  

Aquella tarde del 29 de Octubre, todo cambió para ellos. La riada inundó su hogar como otros tantos de Paiporta. Les pilló mientras estaban en casa, con la tranquilidad de un martes normal. Tuvieron la suerte que su familia estaba en casa y consiguieron llevarles al piso de arriba a través de las escaleras que comunican ambos pisos. 

Ahora su casa está destrozada. Paredes húmedas, azulejos rotos, paredes caídas. La tristeza acampa a sus anchas por esas estancias vacías. Dónde antes vivían con su hija, su yerno y sus dos nietos, ahora sólo queda eco, y cada uno de ellos se aloja dónde han podido darles cobijo, sin poder disfrutar de la rutina diaria juntos. 

Como el sueño de cualquier otra persona en su situación,  el de Andrés y Ana es regresar a su hogar todos juntos nuevamente. A su edad todos deberíamos poder gozar de esa tranquilidad y poder estar en familia. ¿Nos ayudas a reunirlos nuevamente en casa con los suyos? 

ANDRES Y ANA

Dora y Pepe son un matrimonio de jubilados de 69 y 72 años respectivamente, que el pasado 29 de octubre se quedaron sin su hogar, el cual habían reformado hace 30 años, invirtiendo en esa casa todos sus ahorros. Ellos viven a 10 metros del barranco del Poyo en Paiporta en una calle peatonal. 

El agua arrancó la puerta principal de la casa y el agua llegó a 1,80 m de altura, dañando el trabajo de toda una vida como muebles, ropa, electrodomésticos, recuerdos familiares, etc. El día de la riada, su hija pequeña se los subió a su casa y se pudieron salvar.Las paredes han tenido que ser picadas por su hija también, para que la estructura de la casa no se dañe más de lo que está (está apareciendo moho y cada día hay más grietas en todas las habitaciones).

A día de hoy, ellos están viviendo con ella, ya que su casa está inhabitable, ya que está «de obra» y tendrán que rehacer y reforzar las paredes y pilares. A Dora y Pepe les gustaría poder volver a su hogar, pero con tanta falta de medios y de ayudas institucionales lo ven imposible. ¿Te animas a devolverles su sonrisa y su hogar? 

DORA Y PEPE

José está enfermo, ha sufrido infartos, edema pulmonar, hipertensión y diabetes. No puede trabajar pero aún no le han dado la discapacidad. Concepción también está enferma de los huesos. No tienen prácticamente ningún ingreso. 

Las hijas se están haciendo cargo de todo, pero tienen muy bajos ingresos. La hija se queda sin trabajo el día 2 de enero y no tienen recursos. Situación muy crítica. 

Recaudado

178 €

CONCEPCIÓN Y JOSÉ

Nuestra siguiente historia es un tanto diferente a algunas que os hemos contado. En este caso nuestra Catalina, de 84 años, enferma de Parkinson y asmática, vivió toda la tragedia dentro de su casa hasta que pudo salir y refugiarse en casa de unos vecinos. Aguantó estoicamente agarrada a una cama y con los pies en la pared hasta que la fuerza del agua disminuyó y le permitió acercarse a la puerta y salir mientras sus vecinos le gritaban preocupados. Cómo su historia denota, Catalina es una mujer fuerte, que sabe lo que es no tener nada tras vivir una posguerra.  Madre de 3 hijos, ha tenido que sufrir la dureza que supone perder uno de ellos. Viuda desde hace 17 años del que por lo que denotan sus palabras fue el amor de su vida, disfruta ahora de la compañía de sus nietas y biznietos. Se mudó a Valencia desde un pueblo de Ciudad Real con 15 años y el amor de su vida, y desde entonces formó su familia en Albal, y se ha convertido en una valenciana más. 
Cuando hablamos con ella lo que más nos impresionó fue, que a pesar de todo, no había perdido su sonrisa. Nos contó su historia desde la fortaleza, sin dramatismos, como la mujer fuerte que es. Nos enseñó las fotos que le habían sobrevivido a la riada, las fotos de sus hijos de pequeños, de ella cuando era joven recogiendo la aceituna.. Toda una historia de vida llena de trabajo y sacrificio. Enamorada de la costura ya se le ha conseguido una máquina nueva de coser para que cuándo vuelva a casa pueda disfrutar de ello. Pero nos quedan muchas cosas que lograr, porque Catalina lo ha perdido todo. ¿Podemos contar con tu ayuda para que Catalina pueda volver al hogar dónde mantiene sus recuerdos?

CATALINA

Armonía es una iaia de 87 años y mirada dulce. Cuando fuimos a visitar su casa por primera vez nos sorprendió porque nos dijo que su principal ilusión era volver a tener un reloj de muñeca y un carro de la compra. Nos pusimos ello y en verdad logramos conseguírselo enseguida. Luego, al entrar al patio de su casa lloró al ver su pequeña cocina exterior destrozada y nos dijo que ella sería feliz al lado de un fogón y poder volver a hacer sus cafés y sus comidas como antes, porque en esa cocina exterior era donde ella hacía más vida, era su pequeño refugio donde se sentía segura y feliz. Casi finalizando la visita nos sorprendió señalándonos una pequeña marca en la pared donde apuntó la fecha y la altura del fuerte golpe de la DANA.

Ayudemos a Armonía a volver a sentirse segura y feliz en su casa. Juntos conseguiremos devolverle la ilusión de sus cafés al calor de sus fogones.

ARMONÍA

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