PAQUI

Paqui se encontraba en su casa cuando irrumpió el agua abriendo la puerta.

Se resguardó en el rellano de la escalera y quiso bajar para intentar cerrar la puerta pero fue en vano.

En apenas instantes, el agua le llegó por los hombros y volvió a subir las escaleras para observar cómo se anegaba su casa hasta los 2 metros de altura.

JUAN

Juan, de 75 años y de profesión tallista, nació en Paiporta, en la misma casa que ahora es inhabitable.
Aquella tarde debido al tiempo enrarecido, Juan decidió salir antes a merendar y esto lo salvó; cuando el agua empezó a engullir las calles de Paiporta, Juan pudo refugiarse en casa de su cuñada.
El agua se llevó el pasado 29 de octubre todos sus recuerdos, pertenencias y sus herramientas de tallista.

JOSE

ose tiene 77 años y vive en Horno de Alcedo, en una casa que desprende encanto. Su casa se ha convertido en su refugio y lugar de encuentro familiar.

Por suerte, el día de la riada Jose no estaba en casa. Sin seguro y seis meses después, enfrentarse a la reconstrucción no resulta fácil.

Aun así, Jose no ha perdido la ilusión.

MIGUEL

Miguel de 75 años sigue en shock y aun no puede entrar en su vivienda sin sentir ansiedad.

Aquel 29 de octubre, por la brutal rapidez con que se inundó su casa en Paiporta hasta los 2 m, no le dio tiempo a salir. Su sobrina nieta nos relata cómo Miguel le decía por teléfono que se estaba ahogando mientras se podía oír el agua amenazante; Miguel tuvo el reflejo de ponerse a flotar para poder sobrevivir; flotó durante más de 6 interminables horas hasta que bajó el nivel del agua y gracias a la luz de su móvil los vecinos de enfrente pudieron detectarlo y rescatarlo.

MIGUELA Y MARÍA

Miguela tiene 64 años y vive con María, su madre, que a sus 96 años necesita una rutina tranquila y estar en su casa dada su edad. El día de la riada, María tuvo la suerte de ser recogida a tiempo por una de sus hijas. Pero Miguela decidió quedarse un poco más, intentando salvar algunas cosas, sin imaginar lo que estaba por venir. Cuando quiso salir, la puerta ya no abría por la fuerza del agua.

Elena

Elena tiene 77 años y vive en una casa con más de 200 años, en Picanya literalmente junto al barranco. El fatidico dia 29 de octubre el piso de arriba no fue suficiente para que Elena se refugiara ya que el agua alcanzó los 4’75 m. Ayudada por su hijo, Elena junto con varias vecinas de su calle, consiguieron acceder a traves de un gallinero al tejado de una casa colindante…y ahí pasaron la noche debatiendose entre el miedo y la incredulidad de lo que estaba pasando.

Paqui y Manolo

Paqui y Manolo tuvieron la suerte de no estar en casa el día de la riada. Pero al volver, se encontraron con todo el bajo completamente destrozado. Su bajo quedó completamente afectado y no pudieron salvar nada.

Ahora toca empezar desde cero. Necesitan nuestra ayuda para empezar de nuevo y poder reconstruir su casa. Nos piden una mano para salir adelante. ¿Te animas a ayudarles?

Paco

La fatídica tarde de la Dana, Paco se encontraba en su casa en Paiporta viendo tranquilamente la televisión, cuando de repente gritos en la calle le alertaron que se había desbordado el barranco. Como no logró entrar en el patio de escalera del edificio al cual pertenece su vivienda en el bajo, se acercó hasta la esquina, donde se refugió junto con la mujer de aquel bajo sobre el techo del coche dentro de la cochera; Paco recuerda emocionado que gracias a una nevera que se quedó atravesada en la puerta, el agua no consiguió arrastrar el coche hacia fuera y se salvaron de milagro.

MariÁngeles

Mariángeles tiene 60 años y está intentando salir adelante después de la riada.

La tarde del 29 fue a intentar poner a salvo su coche y le fue muy difícil regresar a casa entre la corriente de agua que empezaba a subir.

Ella vive en la parte de Albal que sí fue afectada y fue muy angustioso ver cómo los coches pasaban flotando a la altura de su ventana.

Vicenta y Vicente

Vicenta de 87 años y Vicente de 91, estaban en su piso de la planta baja cuando el agua irrumpió en su casa.

Los ayudaron a subir al segundo piso por las escaleras del patio y estuvieron refugiados hasta que la UME los llevó en brazos hasta el coche de su hija que vino a buscarlos desde Sagunto pero no podía llegar hasta ellos.