MELI

Amelia vive con su hijo que está muy enfermo.
Tiene una pensión baja y, para poder vivir, cuida a un señor más mayor. La riada la encontró en el piso del señor que cuida pero su hijo estaba en casa y consiguió refugiarse en el altillo.
Con las ayudas recibidas y el dinero del seguro del coche que ya no volverán a comprar, han conseguido hacer la reforma de la casa.
Ahora necesitan equiparla ya que tienen cosas donadas en muy mal estado.
ASCENSIÓN

Como muchísimos otros vecinos de Parque Alcosa, Ascension llegó a este barrio de Alfafar en los años 60 procedente de Hoya Gonzalo (Albacete). Y, aunque su vida no fue del todo fácil, siempre peleó para sacar adelante a su familia como una buena matriarca.
Siempre cuidó con mucho cariño y mimo su casa, sus muebles, sus libros y en general todo lo suyo. Ascension tenia en perfecto estado los muebles de siempre, los de toda la vida, pero la Dana no reparó en eso y los mojó y ensució sin piedad.
El agua y el barro deterioraron la gran mayoria de sus pertenencias. Ascension, haciendo gala de su humildad, ha intentado limpiar con mucho empeño todos los muebles pero no ha sido suficiente…
Desde Adopta un mayor queremos ayudarla a que tenga muebles nuevos y su casa vuelva a ser lo preciosa que era. Vamos a empezar por conseguirle una butaca eléctrica para que pueda retomar su afición preferida: la lectura. ¿Nos ayudas?
PEPA
Pepa tiene 74 años y una gran pena por todo lo vivido durante la riada.
A pesar de que su casa ya está arreglada y ha vuelto a vivir en ella, aún necesita terminar de equiparla.
Sus familiares y amigas la están ayudando y nosotros también lo haremos.
VICENT

Vicent tiene 77 años y el pasado 29 de octubre la Dana destrozó su casa en Catarroja, una casa donde vivieron sus abuelos y sus padres.
Vicent, de profesión carpintero, reformó durante años este hogar familiar que, de la noche a la mañana, desapareció por completo.
ANA

Ana es una mujer de 69 años, viuda, que sobrevivió a la riada gracias a una pequeña puerta corredera que une su bajo con la casa de su hija en la primera planta.
Por allí pasó segundos antes de que el agua llegara a 2 metros de altura en su casa.
Luego de quitar el barro, los técnicos del ayuntamiento le dijeron que tenía que tirar todas las paredes interiores porque estaban muy dañadas. Así que se quedó con las del perímetro y las columnas.
Ya la hemos estado ayudando a picar la humedad para que las paredes vayan secando.
MARÍA Y ALFONSO

María y Alfonso estaban tranquilos en su casa cuando el agua irrumpió de golpe y los arrastró con fuerza. Con el agua al cuello, lograron cogerse de una reja hasta que la corriente calmara un poco. Sus vecinos de arriba los rescataron por el tejado haciendo un arnés con cinturones. Pero en uno de los intentos, María cayó al agua y tragó toda la porquería, lo que días después le produjo una infección en la boca y perdió los dientes de la parte inferior.
Con las ayudas costearon el dentista y siguieron con la casa.
Tienen la obra casi acabada pero necesitan ayuda para terminar de equipar la vivienda.
JOSÉ Y LEONOR

José de 80 años y Leonor de 76, vivían en su casa de 120 años. De techos altos y grandes puertas de madera robusta.
Afortunadamente, la riada no los pilló dentro de ella (minutos antes se habían ido con su hijo), pero ya no pudieron volver.
PAQUI

Paqui se encontraba en su casa cuando irrumpió el agua abriendo la puerta.
Se resguardó en el rellano de la escalera y quiso bajar para intentar cerrar la puerta pero fue en vano.
En apenas instantes, el agua le llegó por los hombros y volvió a subir las escaleras para observar cómo se anegaba su casa hasta los 2 metros de altura.
JUAN

Juan, de 75 años y de profesión tallista, nació en Paiporta, en la misma casa que ahora es inhabitable.
Aquella tarde debido al tiempo enrarecido, Juan decidió salir antes a merendar y esto lo salvó; cuando el agua empezó a engullir las calles de Paiporta, Juan pudo refugiarse en casa de su cuñada.
El agua se llevó el pasado 29 de octubre todos sus recuerdos, pertenencias y sus herramientas de tallista.
JOSE

ose tiene 77 años y vive en Horno de Alcedo, en una casa que desprende encanto. Su casa se ha convertido en su refugio y lugar de encuentro familiar.
Por suerte, el día de la riada Jose no estaba en casa. Sin seguro y seis meses después, enfrentarse a la reconstrucción no resulta fácil.
Aun así, Jose no ha perdido la ilusión.