Salvador de 79 años de edad es viudo desde hace dos años. Padre de dos hijos y abuelo de 4 preciosos nietos, se le saltan las lágrimas todavía cuando recuerda a su mujer.  

La vida es muy dura, y cuando Salvador creía que iba remontando levemente la pérdida de su esposa, con su baile, su familia y sobre todo con sus nietos, le toca vivir una fatídica tragedia más.  

Salvador se encontraba en casa cuando la riada le sorprendió. Los coches se agolpaban y se montaban unos sobre otros. 

Salvador no tenía escapatoria por la puerta de entrada, pero su cabeza reaccionó y se acordó de unas escaleras que conectaban con la vivienda superior que en el pasado, fue de la familia.  Cuando recorremos la casa con Salvador, dónde el agua alcanzó una altura de 1,60, nos damos cuenta que no ha quedado prácticamente en pie. Sonriendo nos señala una foto de su 4 nietos que casualmente apareció flotando y no ha sido dañada.  

Salvador tiene que volver a empezar por segunda vez tras la falta de su mujer. Cada vez la vida se lo pone más complicado, y aunque no pierde la sonrisa, sus ojos demuestran la tristeza de una vida perdida.  

Es cierto que hay cosas que no podemos ayudarle a recuperar, pero su hogar no es una de ellas..¿Nos echas un cable para que esa mirada torne a recuperar un poco de brillo y Salvador vuelva a casa?